LA CHICA DE AL LADO

Fui la encargada de llevar parte de la comida que el grupo consumiría en este viaje a la playa.  Mi mejor amiga Claudia, había sido la promotora desde hace tres meses, insistiéndonos en que era el mejor momento para liberarnos del estrés de los estudios y seria algo diferente como parte de las vacaciones universitarias de medio año. Realmente su entusiasmo nos contagio a todas.

   La idea de llegar a broncearnos, tomar piñas coladas, disfrutar del sol, la arena y el mar, además de conocer chicos guapos en trusas, sonaba que aquello seria una maravillosa aventura.   La loca de Fiorella, insistió en llevar su viejo automóvil, que le habían regalado a sus 16 años y casi todas llevábamos todo tipo de cosas que luego quizás ni necesitaríamos.  Entre las seis chicas en este viaje, iba una amiga recién llegada de intercambio, de Europa, hablaba bien el español con su inigualable acento francés. Ella iba al lado de la ventana y yo a su derecha.  En la última parada en un centro de conveniencia, Isolda, compro una botella de tequila, y no me creerán que en la hora que faltaba para llegar a nuestro destino, cada una de nosotras compartió un rápido trago de la más exquisita agua medicinal de México, como ella le llamaba, ante el agasajo de todas las demás.

    De pronto, Michelle, mi amiga de al lado, se quito el top que llevaba y lo guardo en su bolso mientras sonreía y gritaba de alegría con su acento francés, y aquello fue como una reacción en cadena, pues cada una de nosotras la imitamos y todas quedamos sin nada de la cintura para arriba. Seria tal vez el licor, el calor o el buen momento, pero Michelle, me tomo de sorpresa y me beso en los labios, ante la mirada de mis demás amigas, quienes ante esa escena nos gritaban que querían ver mas.

   Michelle, comenzó a besarme el cuello y en una forma que jamás había experimentado aquello me lleno de una emoción inigualable, sintiendo aquella húmeda boca acariciándome, y mi cuerpo correspondía a las caricias, y ante aquellos gritos igual quería mas, y Michelle, continuo con mis pezones, y ello provoco un calor insospechado, sin darme cuenta que Fiorella se había salido de la carretera para estacionarse en un caminito empolvado.  Ahí, cada una de ellas con miradas de erotismo, jalaron a Michelle hacia afuera del vehículo donde habían dispuesto de un enorme mantel y cada una literalmente la rodearon en diferentes partes de su cuerpo mientras yo estaba de pie junto al vehículo. Lo que a continuación ocurrió se los dejo a su imaginación, pero si les aseguro que con nuestra amiguita pasamos la vacaciones más inolvidables de medio año.

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