MAS TURBADA QUE NUNCA

     Una rara sensación recorrió mi aletargado cuerpo, me voltee a mirar el reloj y pude comprobar que aun era de madrugada, pero aun no podía quitarme de la mente aquella imagen que accidentalmente logre mirar detrás de las cortinas de la tienda.

      Una voluptuosa chica, que desbordaba juventud en cada centímetro de su hermoso cuerpo, con una dulzura de rostro y un largo cabello lacio que le llegaba próximo a su cintura,  tan sedoso que brillaba por el fluorescente que alumbraba el pequeño camerino,  donde ella había ingresado a probarse una prenda.  Yo estaba acomodando una ropa interior muy cerca de ahí, de rodillas y ella no se percato de mi presencia, y por la escasez de clientela en ese instante ella no cerro totalmente la cortina y frente al espejo, ella se quito la blusa. Quede estupefacta ante aquella tierna criatura desprovista de brassier que me permitia ser  testigo de  aquellos preciosos pechos, simétricamente perfectos y abultados que se levantaban ante el movimiento de sus brazos que se elevaban al cielo como si realizara una plegaria, para probarse la nueva vestimenta.

     Me olvide de mis quehaceres, y mi excitación ya no tenia control alguno, cerraba mis ojos y volvia a abrirlos, mi mirada estaba llena de deseos, mientras aquella joven se bajaba su falda corta, la electricidad que me provoco observar aquel circular y bello trasero provisto únicamente de aquella pequeña tela, que dividía aquellos glúteos tan deliciosos mientras su cuerpo se arqueaba frente al espejo para alcanzar un jeans que le ajustaba perfectamente desde los tobillos hasta la cintura.  Mi cuerpo estaba caliente, vibrante, y mi boca humedecida y mis manos temblantes desesperada por tener entre ellas aquella divina silueta que frente a mi ocasionaba los más obscenos instintos.

    Repentinamente, alguien venia ingresando a la tienda y su voz alerto a la chica quien cerro totalmente la cortina, y mi desilusión con aquel intruso desvaneció mis ganas.  Sin embargo, que amplia es la imaginación cuando esa noche perturbada por esos recuerdos convertí aquel episodio en una escena continuada, me lleve mi mano derecha debajo de las sabanas y en una rítmica satisfacción con mis ojos cerrados tuve una aventura feliz en un mundo sensual que construí en mi mente hasta que pude finalmente dormir placenteramente.

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